Tener dominio propio significa tener la capacidad de controlar pensamientos, sentimientos y acciones, en lugar de ser controlado por ellos, lo que permite tomar decisiones conscientes y actuar con sabiduría ante diversas situaciones. Esta habilidad, también conocida como autocontrol o templanza, es fundamental para una vida equilibrada y piadosa, ya que permite mantener la moderación, evitar excesos y vivir de manera ordenada y prudente. En un sentido religioso, se describe como un fruto del Espíritu Santo que capacita al creyente para negarse a sí mismo, someter su voluntad a la voluntad de Dios y vivir conforme a principios de rectitud. ☺
No hay comentarios.:
Publicar un comentario